La enfermería ha sido una actividad
que, a pesar de los cambios experimentados
en su historia, ha concedido siempre
una gran relevancia a las exigencias éticas
vinculadas a su quehacer. El trabajo de las
enfermeras se ha centrado siempre en el
cuidado de los otros. Esta acción de cuidado
ha variado a lo largo del tiempo y,
por este motivo, la profesión enfermera se
ha concebido de distintas maneras en
cada momento histórico.
La obligación ética de dar cuidados se
apoya en el principio de beneficencia,
entendida desde un modelo de relación
que llamamos paternalismo médico, y que
tiene su correlato en la relación enfermerapaciente
como algo que podríamos llamar
maternalismo en enfermería.
La profesión de enfermería ha concedido siempre una gran relevancia a las exigencias éticas vinculadas a su quehacer. Sin embargo, la forma de entender y dar contenido a este quehacer ha ido evolucionando a lo largo de la historia. Dos han sido los enfoques principalmente desarrollados para tematizar la ética de enfermería: la ética de la virtud y la ética de los principios.
1. El primer acercamiento se pregunta por las actitudes que ha de poseer una persona para llegar a actuar como una buena enfermera.
2. El segundo, recorre el camino inverso e indaga sobre las actuaciones y los principios que deben respetarse para ser una buena profesional.
En un modelo profesional moderno, la definición y el ejercicio del cuidado incluyen necesariamente la consideración del trabajo en equipo. De igual modo, el desempeño de una buena función cuidadora, y por lo tanto de una enfermería de calidad, precisa por un lado del aprendizaje teórico y práctico de los principios éticos en que se apoya la tarea de cuidar y, por otro, de la asimilación de las actitudes que son exigibles a la persona que cuida.
Ambos elementos mejoran la capacidad
de los profesionales para prevenir y resolver los
conflictos éticos en la práctica asistencial.
Tres cosas van a caracterizan el desempeño
de una buena función cuidadora y, por
lo tanto, de una enfermería de calidad:
1. Un
concepto de cuidado que incluya la participación
de otros profesionales y del propio
paciente.
2. El respeto de los principios éticos
en que se apoya la tarea de cuidar
3.las actitudes
que se exigen de la persona que cuida.
Incorporar los tres elementos en los programas
formativos de la enfermería mejorará la
capacidad de los profesionales para prevenir
y resolver los conflictos éticos en la práctica
asistencial.
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