martes, 15 de mayo de 2018

Reseña de la película: "El médico africano"

     La EMPATÍA es el tema principal de esta película donde nuestro Médico Africano Seyolo Zantoko principal actor. Es un médico en París, que en un esfuerzo para ejercer su profesión y conseguir la nacionalidad francesa, Zantoko logra obtener su Licencia en Medicina en una Universidad francesa y, tras rechazar un puesto como doctor personal del presidente de su país de origen, Mobutu Sese Seko, decide trasladarse a Francia e instalarse como médico rural en un pequeño pueblo al norte de París junto a su esposa y sus dos hijos. El objetivo del Dr. Zantoko era conseguir la nacionalidad francesa como lo mencioné anteriormente al igual que tener un mejor para sus hijos. El alcalde de la localidad intenta conseguir un Dr. para evitar que los habitantes se desplacen quince kilómetros hasta el consultorio del pueblo vecino y así ganar las elecciones locales y es cuando Zantoko entra en este lugar.


     Seyolo y su familia luchan por adaptarse a la nueva vida ya que los lugareños desconocidos con los profesionales africanos temen a los recién llegados, los niños son intimidados en la escuela y la práctica de Seyolo lucha por sobrevivir, ya que los lugareños prefieren conducir a la próxima aldea cuando lo necesiten un médico, en lugar de ser visitado por un "hechicero" y no confiar en sus grandes conocimientos. Seyolo promete a regañadientes que eventualmente se mudarán a Bruselas, donde viven algunos de sus parientes. Sin embargo, Seyolo y su familia finalmente ganaron la confianza de los aldeanos, y su práctica se convierte en un éxito después de que él entrega el bebé de un granjero local. Tras el aumento de la reputación y la popularidad de Seyolo, le dice al alcalde que quiere permanecer en Marly-Gomont a largo plazo. Esa misma tarde, el alcalde y su esposa van a cenar a la casa de los Zantokos, y el alcalde menciona su felicidad de que Seyolo se quede en el pueblo. Anne está conmocionada y enojada por esta revelación, ya que Seyolo había prometido que se mudarían a Bruselas y no le había dicho a Anne que había aceptado la solicitud del alcalde de quedarse en Marly-Gomont. Anne se va para quedarse en Bruselas con la familia extendida, y la relación de la pareja está en peligro.

     Seyolo es arrestado por la policía francesa por irregularidades en la inmigración, días antes de que se apruebe su solicitud de ciudadanía francesa, y se ve obligado a dejar de trabajar. Anne finalmente regresa y acepta quedarse con Seyolo en Marly-Gomont.
La única esperanza para Seyolo y su familia es que el actual alcalde sea reelecto, aunque su oponente, Lavigne, actualmente lidera las encuestas y está decidido a impedir que Seyolo practique en el pueblo, prefiriendo contratar un médico de origen francés.
Finalmente, los niños de la escuela local realizan una obra de teatro que recrea la llegada, y la aceptación final, de Seyolo y su familia, y se dan cuenta de que son amados por toda la comunidad. El consultorio de Seyolo se reabre y junto con su familia permanece en dicha ciudad.



miércoles, 9 de mayo de 2018

La ética en el arte de cuidar.

"Vivir éticamente es pensar en cosas que están más allá de nuestros propios intereses. Cuando pienso éticamente, soy un ser único, con necesidades y deseos propios, sin duda, pero que vive entre otros seres que también tienen necesidades y deseos" 
-Peter Singer.

     La ética en el arte de cuidar recoge distintas teorías éticas con el fin de ponerlas en discusión y que además sirvan de prientadores a una práctica consciente, en la búsqueda de calidad en el cuidado de enfermería.
     En el arte de cuidar, es relevante desarrollar la sensibilidad frente al dolor del otro, al sufrimiento, a las necesidades físicas y espirituales para generar en el cuidador la compasión activa que lleve a la solidaridad, que consiste en hacer algo para paliar o remediar la situación.

El cuidado de enfermería es el bien interno de la profesión y para ejercer bien la misma, es importante mantener los bienes internos y externos en un punto; considerar los primeros como la esencia de la profesión y los que le dan sentido, especificidad y legitimidad; y los segundos como necesarios y gratificacantes pero que en ningún momento puedan llegar a sustituir a los primeros.

El cuidado de enfermería ejercido con base en el respeto a la dignidad humana mediante la compasión, la responsabilidad, la justicia, la autonomía, el cuidado de las interrelaciones y teniendo en cuenta la solidaridad universal, es decir que las acciones beneficien por igual a todos los asociados: cuidadores y sujetos de cuidado , en el ejercicio de un nivel postconvencional de desarrollo moral.

Calidad del cuidado de enfermería.

     El bien interno de una profesión tiene su génesis en la ética; es el fin específico por el cual esa actividad cobra sentido. Para alcanzarlo es preciso dominar tanto las técnicas y habilidades propias de la profesión, como saber uso de ellas. Convertirlas en un bien para las personas, los colectivos y las comunidades que se benefician de las acciones del ejercicio, le otorga a la profesión legitimidad social. El bien interno de la enfermería consiste en el cuidado a las personas, familias y comunidades, para mantener la calidad de vida; identificar, disminuir o eliminar los riesgos de enfermar y ayudar a recuperar la capacidad de autocuidado.

     Los cuidados de enfermería transmiten un poder reductor cada vez que limitan las capacidades de los usuarios; cuando no se reconoce lo que pueden o saben hacer por si mismos y no se indaga por todo aquello que les motiva a descubrir sus propias posibilidades, les genera sentimientos de valoración personal y les permite ganar autoconfianza para asumir sus cuidados y los de sus familias.

En efecto, el proceso de cuidar es el resultado de una construcción propia de cada situación; se origina con la identificación de los problemas de salud y las necesidades reales o potenciales de las personas, familias o colectivos que demandan cuidado.


Ética de enfermería y nuevos retos.

     La enfermería ha sido una actividad que, a pesar de los cambios experimentados en su historia, ha concedido siempre una gran relevancia a las exigencias éticas vinculadas a su quehacer. El trabajo de las enfermeras se ha centrado siempre en el cuidado de los otros. Esta acción de cuidado ha variado a lo largo del tiempo y, por este motivo, la profesión enfermera se ha concebido de distintas maneras en cada momento histórico.

     La obligación ética de dar cuidados se apoya en el principio de beneficencia, entendida desde un modelo de relación que llamamos paternalismo médico, y que tiene su correlato en la relación enfermerapaciente como algo que podríamos llamar maternalismo en enfermería.



  La profesión de enfermería ha concedido siempre una gran relevancia a las exigencias éticas vinculadas a su quehacer. Sin embargo, la forma de entender y dar contenido a este quehacer ha ido evolucionando a lo largo de la historia. Dos han sido los enfoques principalmente desarrollados para tematizar la ética de enfermería: la ética de la virtud y la ética de los principios.
     1. El primer acercamiento se pregunta por las actitudes que ha de poseer una persona para llegar a actuar como una buena enfermera.
     2. El segundo, recorre el camino inverso e indaga sobre las actuaciones y los principios que deben respetarse para ser una buena profesional.

     En un modelo profesional moderno, la definición y el ejercicio del cuidado incluyen necesariamente la consideración del trabajo en equipo. De igual modo, el desempeño de una buena función cuidadora, y por lo tanto de una enfermería de calidad, precisa por un lado del aprendizaje teórico y práctico de los principios éticos en que se apoya la tarea de cuidar y, por otro, de la asimilación de las actitudes que son exigibles a la persona que cuida.

Ambos elementos mejoran la capacidad de los profesionales para prevenir y resolver los conflictos éticos en la práctica asistencial.

     Tres cosas van a caracterizan el desempeño de una buena función cuidadora y, por lo tanto, de una enfermería de calidad:
1. Un concepto de cuidado que incluya la participación de otros profesionales y del propio paciente.
2. El respeto de los principios éticos en que se apoya la tarea de cuidar
3.las actitudes que se exigen de la persona que cuida.

 Incorporar los tres elementos en los programas formativos de la enfermería mejorará la capacidad de los profesionales para prevenir y resolver los conflictos éticos en la práctica asistencial.